domingo, 3 de julio de 2011

Crónica del Congo: Capítulo 7

“Alea jacta est”

En Kambau, por las noches al acabar el trabajo, cenábamos y teníamos una tertulia en la puerta de la casa del enfermero, al lado del hospital.

Con Mbusa (el enfermero) vivía Aline, una niña de unos siete años, que ayudaba en las tareas domésticas y en la cocina. Como Mbusa no estaba casado y de ninguna manera podía ser madre soltera (muy frecuente en África). Nos interesamos por esta chica y resultó ser una sobrina suya que había acogido, ya que su madre había desaparecido y el padre, su hermano, había sido asesinado en la carretera por asaltantes de caminos para robarle, así es que él había tenido que hacerse cargo de su sobrina, lo cual le suponía un esfuerzo enorme, pues tenía que pagar la escuela y como ya he dicho otras veces el sueldo es escaso y a veces ninguno.

El gasto de la chica era de aproximadamente unos 100 euros al año, que yo hubiese querido darle, pero a estas alturas el dinero que me quedaba era escaso, así es que prometí que en cuanto llegara a España se lo enviaría en una transferencia, promesa que como puede imaginar el lector ya he cumplido. Pero lo cierto es que aparte de esta chica tengo sobre mis espaldas muchos más, así es que si alguien quiere hacerse cargo de ella, sólo tiene que contactar conmigo y le doy sus datos, el dinero de este año, como ya he dicho, está pagado, pero habría que enviar 100 euros anuales.

Viendo yo que la comida era frugal y que la estaba pagando Mbusa, le dije a José Antonio que le diera 10 dólares a la cocinera, la cual se puso muy contenta ya que su salario era de 3 dólares al mes. Las cervezas, como ya he mencionado las pagábamos nosotros, al doble de lo que cuestan en Butembo, pues debido al estado de la carretera, los camiones no podían pasar y había que transportarlas en moto o en bicicleta. Las metíamos en la nevera del hospital, que estaba funcionando gracias a que nosotros pagábamos la gasolina del equipo electrógeno, con lo que tomábamos cerveza fresquita todos los días y aunque comiéramos poco, esto hacía que se mantuvieran en buen estado nuestras constantes vitales (homeostasia).

En estas tertulias hablamos de todo, incluso del Congo, les dije que consideraba muy importante para el desarrollo, que arreglaran las carreteras, ya que tal y como estaban impedían el comercio y la prosperidad de la zona, naturalmente estaban al corriente.

El administrador del hospital me explicaba los problemas económicos, y cómo no tenía para pagar a los allí presentes, el médico entre ellos. Lo contaba con mucha gracia, riéndose, y también muertos de risa los demás, como si estuviera contando un chiste.

No me resultaba sorprendente como los congoleses aceptaban su mala suerte, porque ya había estado otras veces. Cuando decía que había días que no tenían para comer, nos partíamos de la risa.

José Antonio, uno de los días, había estado visitando y grabando las iglesias locales, que hay de todas las religiones imaginables, a pesar de ser una población tan pequeña.

No dejó el administrador de puntualizar que la Iglesia Católica era la más lujosa y que esto era una contradicción con las enseñanzas de su maestro. Yo le respondí que a mí no me sorprendía y que en España también son las iglesias católicas las más lujosas, y si hay contradicción, que la iglesia tiene misterios y este sería uno más.

El cura católico había venido a verme y a preocuparse por mí el día de mi historieta con los soldados, me cayó muy bien, sumamente simpático, alababa el sacrificio que hace la gente dando, para la iglesia el poco dinero que tenían.

El administrador apuntilló más, ya que al no ser gratis la escuela, había muchos niños rondando por las calles, por no estar escolarizados, y se admiraba de que esos mismos padres sí tuvieran dinero para la Iglesia. De hecho, nosotros éramos la diversión de esos niños, más José Antonio que yo, ya que les hacía gracias y los perseguía diciéndoles “mzungu anakula watoto” que significa “el hombre blanco come niños” y se reían mucho con él.

El administrador decía que los padres que no escolarizaban a sus niños, pero sí daban dinero para las Iglesias, tampoco pagaban los tratamientos en el hospital por no tener dinero, que incluso había algunos que cuando se sentían mejor se escapaban durante la noche, a los que llamaba “los evadidos” y de ahí el estado catastrófico y de pobreza que presentaba el hospital.

Yo me acordé de que no tenían ni tan siquiera un aspirador quirúrgico, le respondí que no fuera tonto y que imitara a los curas y los amenazara con el infierno si no pagaban el hospital. Todos nos reímos mucho, pues ya llevábamos algunas cervezas encima, pero apuntilló aún más diciéndome que llegaban niños desnutridos y que los padres colaboraban con el poco dinero que tenían con las iglesias, en lugar de darles de comer y que esto era muy alabado por los curas, por el enorme sacrificio que les suponía y les prometía grandes honores en el cielo, y esos mismos padres cuando llegaba la hora de pagar el hospital por haber tratado la desnutrición de su hijo o enfermedades paralelas, decían que no tenían dinero, y era verdad que no tenían, ya que se lo habían dado al cura maticé yo, todos nos reíamos.

Me preguntaron si en España la gente daba dinero para costear sus respectivas Iglesias, fue un poco complicado para mi, explicarles que depende, pues la Iglesia Católica tiene una casilla en la declaración de la renta y otra para asuntos sociales y que si pones una x en la de la iglesia, el estado desvía dinero público para la Iglesia Católica y si la pones en la de asuntos sociales, pues también es para la Iglesia Católica, mediante las organizaciones sociales católicas, que reciben la mayor parte. Me preguntaron, claro está, que si hay casillas para otras iglesias y religiones, les repondí que nó. Esto les sorprendió sobremanera y me dijeron que ellos creían que España era un Estado democrático y todas las ideologias y religiones estaban en igualdad.

“Pero, si el Estado Español recauda tributos sólo para la religión católica es vasallo del Estado Vaticano” añadió, y no supe que responder. Les dije que en todo caso yo nunca marco ninguna casilla, ya que pienso que los asuntos sociales debe resolverlos el gobierno independientemente de que se marque una casilla o no, y la otra casilla aún menos porque la Iglesia Católica es una organización privada y debe ser costeada por sus miembros. Lo lógico es que no existiera ninguna casilla, pues además la de asuntos sociales sólo existe para justificar la otra.

En el hospital se hacinaban los pacientes en camastros y al igual que en Kalibu el diagnóstico se hacía “a ojo” o, todo lo más, “de oido”. Si el paciente tenía fiebre, siempre diagnosticábamos “malaria” y le dábamos quinina, que era lo más frecuente, y si lo que tenía era una neumonía, ¡pues quién le manda!, haber tenido malaria.

Uno de los días aprovechamos para ir al poblado pigmeo de Mabola que se encuentra en la profundidad de la jungla, lo pigmeos viven en un estado lamentable. Sudamos mucho pues la humedad relativa debía ser de alrededor de un 90 por ciento. Comprobé el estado bucal de los pigmeos y resultó ser también lamentable. En el poblado quedan muy pocos, por las durísimas condiciones de vida, alcanzando la tasa de mortalidad infantil el 70 %, sí, has leido bien y no hay error, lo diré más claro, 7 de cada 10 nacidos mueren a lo largo de la infancia, por distintas enfermedades.

Cuando alguien muere todo el poblado es abandonado y se van a buscar otro asentamiento. Cuando, al tiempo, dicen de volver el campamento, naturalmente, ya ha sido ocupado por los bantus, por lo que cada vez tienen menos terreno. Además,lo pigmeos no conocen sus derechos, lo que es aprovechado por bantus.

Decidí construir para ellos el que se ha llamado “microcentrifugador manual del Dr. Martinez”, un artilugio que inventé cuando estudiaba Medicina Tropical en Amberes y que sirve para diagnosticar las anemias y las parasitosis sanguíneas, que no describiré en está crónica, ya que es demasiado técnico y no es el lugar apropiado. Pero sí diré, que lo presenté, en su momento en un congreso en Amberes y fuí muy aplaudido y felicitado.

A los pocos días, en las noticias de la radio dijeron nuestros nombres, quiénes éramos y qué hacíamos en Kambau, cuando me enteré, me dio malaespina, pues nuestra seguridad dependía de que no se supiera dónde estábamos, y menos que éramos españoles, con la buena fama que tiene el gobierno de España de que siempre paga los secuestros.

Esa misma tarde llegó Elvis con la orden de Buthelezi de que abandonáramos el lugar y que al día siguiente nos quería en Butembo. Elvis informó a Buthelezi que José Antonio no quería irse, a lo que respondió que tanto si quería, como si no quería, al día siguiente nos esperaba en Butembo, que no nos despidiéramos de nadie y que saliéramos pitando.

Yo, ya me había percatado del peligro y se lo expliqué a José Antonio, pero no quería irse porque le faltaban imágenes para el documental. Como no hablaba francés, no era consciente del peligro. José Antonio, dijo que de ninguna manera se iba. Le argumenté que si los mai-mai decidían secuestrarnos, lo tenían muy fácil, pues estaban tan sólo a cuatro quilómetros de nosotros y bastaba con que viniera uno, pistola en mano, por la noche, a nuestra tienda y podía llevarnos donde quisiera, José Antonio decía que había puesto una navaja en el extremo de la tienda por si venían, cortaría la tienda por el otro lado y saldría corriendo y gritando, me recordó la rosa del “Principito” que quería defenderse con sus espinas.

A mí no me parecía una medida muy segura y le argumente que era un hombre sin compasión y sin caridad cristiana, que con todos los problemas que tenía el Gobierno español sólo faltaba que nosotros le diéramos mas dólores de cabeza a Zapatero con un secuestro.

Ante la rotundidad de estos argumentos José Antonio cedió, continué diciéndole que no solamente el Gobierno español, sino que además estaban dadas todas mis citas de febrero y si no llegaba con tiempo provocaría tal desaguisado en la consulta que si no me mataban los mai-mai, me matarían en la consulta, además que imaginé los titulares en los periódicos “dos imbéciles durmiendo en una tienda de campaña en la jungla son secuestrados en el Congo” nuestros amigos se partirían de risa y nuestros enemigos ni te cuento.

El caso es que siguiendo las instrucciones de Buthelezi, dejamos las tiendas de campaña esa noche donde estaban, pero dormimos en secreto dentro del hospital en una habitación habilitada con colchones. Como el lector habrá imaginado esa noche me la pasé en vela porque entre el miedo que tenía y los ronquidos de José Antonio, no podía dormir.

Por la mañana, recogimos las tiendas y salimos pitando en las motos, sin despedirnos de nadie a excepción de la gente del hospital. En el camino una de las motos se rompió, y como estaba atardeciendo, yo salí con la otra moto a buscar una moto-taxi pues no me atrevía a esperar a que llegara la noche, en la que, como es sabido, “todos los gatos son pardos”. Esa noche llegamos a Butembo.

En Butembo, entre la ciudad y aledaños viven aproximadamente un millón de habitantes, sorpréndase el lector, no tienen ni un solo dentista, hablé con Buthelezi y decidimos mi próxima misión , montar una consulta en Butembo.

Buthelezi nos invitó a su casa, dónde José Antonio les enseñó a cocinar la típica tortilla de patatas española, que apreciaron mucho, y ellos nos agasajaron con unas ratas asadas, que estaban buenísimas y que José Antonio apreció muchísimo. Les dejamos todo lo que llevábamos. Volvimos lijeros de equipaje, el ordenador lo habíamos usado para almacenar toda la información de imágenes, etc. José Antonio lo volcó en un disco duro portátil y lo regalamos para Preppyg, a nosotros nos lo había comprado nuevo el Dr. D. Fulgencio Martinez Tormo, anteriormente ya había colaborado con dos vacas para dos familias en Kenia, pero ese es otro cuento. El microscopio me lo habían regalado en el laboratorio de analisis clínicos de enfrente de mi consulta, mi amiga Susam nos había dado 500 euros para que los invirtieramos en educación, algunos miembros de Granada Laica que no mencionaré pues no se si les gusta, colaboraron con dinero también y otros muchos de distintas maneras que no menciono para no ser excesivamente prolijo. Después nos fuimos hacia Kampala (Uganda), Nairobi (Kenia), Madrid (España), y llegué a tiempo de ver a mis pacientes, así que colorín colorado...

“Que Dios vela por los pobres, tal vez si, y tal vez no, pero es seguro que almuerza en la mesa del patrón... Hay un asunto en la Tierra más importante que Dios, y es que naide escupa sangre pa’ que otro viva mejor” Preguntitas sobre Dios, Atahualpa Yupanqui, cantaautor Argentino).


Adendum: Cuando llegamos a Nairobi, ya de vuelta, fui a visitar a mi amigo Charles, profesor de matemáticas de la Universidad de Nairobi, que me pidió un favor, consistente en ayudar a una chica de nombre Mwai a Warukira, que tenía el expediente más brillante de la Universidad de Nairobi y que deseaba hacer un “master en matemáticas” pero por pertenecer a una familia muy pobre le era imposible pagárselo, el “master” cuesta 1.200 euros, es a partir de septiembre de este año. Le prometí que conseguiría el dinero de la manera que fuera, así es que los que deseen colaborar pueden ponerse en contacto conmigo y les envío el número de cuenta en Nairobi.

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